Mi cuñada retorciéndose de placer mientras le ensarto mi fierro sin piedad.
Descripción
Mi mujer lleva cuatro meses en un pueblo de Oaxaca donde le
asignaron su plaza, pero antes de irse le dijo a su hermana favorita que por
favor me atendiera y cuidara que ninguna otra vieja me viniera a calentar las
bolas. Mi cuñadita, muy obediente, siguió al pie de las letras sus
instrucciones: me lava, me cocina… y me baja la calentura dejándome disfrutar
de su conchita estrecha y jugosa. Se nota que desde hace rato le traía ganas a
mi vergota, seguro que mi vieja le contó las ricas culeadas que le doy, porque
no había pasado ni un mes de que mi esposa se fuera cuando ya tenía a su
hermana gimiendo como perra en celo sobre nuestra cama.